miércoles, 9 de junio de 2010

S. IX d.C: HERMANOS BANU MUSA



Las culturas islámicas también aportaron su granito de arena al mundo de los autómatas. Durante varios siglos, las ciudades islámicas florecieron dando sombra al quebrado Occidente y preservaron el saber de la antigua Grecia y contaban con la ventaja de que tenían muy cerca los materiales necesarios para darle un empujón a todo ese conocimiento. Así surjieron figuras como los hermanos Banu Musa: Mamad (matemático, fílosofo y astrónomo), Ahmad (físico y matemático) y al-Hasan (geómetra). Estos tres hermanos heredaron el saber de Filón y Herón y dieron forma a cantidad de artilugios.

De sobras es conocido el interés de los árabes por el agua como elemento clave en jardines y villas de recreo; los Banu Musa le dieron una vuelta de tuerca a la fuente de Herón y consiguieron fuentes que echaban el agua de distintas maneras e incluso que las alternaban automáticamente. Simplemente delimitando por dónde salía el agua, conseguían un chorro vertical, en forma de lirio o escudo que variaban según diversos mecanismos.


El más simple de los mecanismos consistía en un reservorio de agua apartado de la fuente y elevado dividido en dos compartimentos independientes que conducían el agua hacia el tubo central de la fuente o a los laterales para conseguir un diseño u otro. El agua caía de un depósito principal en una especie de palanca horizontal que redirigía el líquido hacia el compartimento que generaba el chorro vertical. Pero, a medida que el agua pasaba por la palanca, se iban llenando unos depósitos cercanos a su punto de apoyo, de tal manera que, al llenarse éstos completamente, la palanca cedía por el peso y el agua empezaba a caer en el otro depósito, dándole otro diseño a la fuente. Al vaciarse del todo, la palanca volvía a la posición horizontal y comenzaba de nuevo el ciclo.




Otra opción era que el agua del depósito principal accionara unas aspas que, ayudadas por otras más grandes movidas por el viento, hicieran rotar el depósito de agua inferior, que solo tenía un agujero de salida para el agua, cayendo así el agua alternativamente en a un lado u otro del recipiente.




Estos diseños eran un poquito ortopédicos y requerían un estanque escondido elevado cercano, así que siguieron estrujándose el cerebro y dieron con la "válvula ombligo" que podía estar escondida en la propia fuente. El movimiento del agua hacía girar las hélices que, a su vez, hacían girar a la válvula, orientando el orificio de salida del agua alternativamente de un conducto a otro. (Vídeo)







En su "Libro de mecanismos ingeniosos" describen hasta 100 artilugios mecánicos, muchos de ellos perfecciones de las ideas de Herón o Filón y desarrollados con mejores materiales. Entre los artilugios que se les atribuyen están una máscara de gas para los trabajadores de los nauseabundos pozos, una flauta y un órgano automáticos, una máquina para drenar el lecho de los ríos y lámparas autorreguladas como la inferior.



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