jueves, 10 de junio de 2010

S. IX: EL TRONO DE SALOMÓN



La tradición atribuye al emperador Teófilo de Bizancio la construcción de un trono de autómatas que emulaba el Trono del Rey Salomón y que era capaz de subir y bajar del techo al suelo a la vez que unos pájaros cantaban (acordes con la raza que fueran).
No hay datos fidedignos acerca del funcionamiento o verdadera constitución del trono, de hecho, fue alterado varias veces, llegando a casi destruirlo, pero las descripciones de los que lo vieron hablan de un trono rodeado de vegetación de oro, rubíes y esmeraldas que, cuando Salomón subía, los leones que lo custodiaban alargaban sus patas y golpeaban el suelo con el rabo, mientras que las aves gorgojeaban  y dispensaban una mezcla de almizcle e alcanzándole incluso una paloma la Torah al rey.

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